Estamos perdiendo la memoria: La adaptación del cerebro a la tecnología
Fundación Propósito y Toc Consultores realizaron un estudio entre personas de diferentes edades para determinar en el ámbito nacional, cuál ha sido el efecto en la memoria del uso de soportes tecnológicos que tienden a subvencionar el esfuerzo memorizador o hacer más fácil el proceso.
En este objetivo, se realizó un sondeo simple en el cual se buscó establecer aspectos generales de este proceso que se verá acentuado con la llegada de la Inteligencia Artificial.
Se estudiaron casos de secretarias, médicos, abogados y personas que usan su memoria en forma activa.
Datos como fechas, lugares, números de teléfono, nombres y hasta definiciones conceptuales son habitualmente consultados. No porque se están repasando, con el propósito de aprender, sino porque el esfuerzo de memorizar se está perdiendo y sale más fácil “googlear”. De esta forma los motores de búsqueda, los celulares, y los computadores están memorizando muchos datos que antes eran confiados al cerebro.
Según Osvaldo Silva Serqueira, director del estudio, “usamos internet, las redes y en particular Google, como nuestro “banco personal de datos”. En este contexto, notebook, celulares y los motores de búsqueda, se han convertido en una especie de “memoria externa” al puede accederse a voluntad del usuario. Lo más grave aún es que hace ya varios años, diversos expertos vienen advirtiendo que la memoria humana se está adaptando a este uso y con ello, existen innumerables procesos relacionados con el aprendizaje que están siendo externalizados desde nuestro cerebro y confiados a la tecnología”.
“Lo que se olvida se googlea. En principio esto podría ser positivo, ya que podría tratarse de un repaso, pero lamentablemente no es así. De esta forma, cada vez que se busca algo, solo se está activando la memoria de corto plazo y con ello, se está dejando usar procesos que favorecen la generación de contenidos en la memoria de largo plazo” Señala el consultor.
“A principios de los 90, una secretaria tenía en su memoria aproximadamente 200 teléfonos, relacionados con nombres y actividades. Cumpleaños, aniversarios y direcciones eran parte de contenidos asociados a esa base de datos mental, que a lo largo del ejercicio práctico de usar a diario esa información, aumentaba su capacidad de retención de datos. 30 años después, la memoria de uso diario, se restringe fundamentalmente a procesos de memoria procedimental, destinada a cómo llegar a la información que se necesita, pero en ningún caso a retenerla. Lo anterior se ve agravado con la reducción de hábitos de ejercicio intelectual como la lectura o el desarrollo de nuevas habilidades como hablar un nuevo idioma o estudiar una nueva carrera”. Señala Osvaldo Silva Serqueira
En este contexto, el llamado efecto google, se ha convertido en un proceso adaptativo que cada vez reduce más la capacidad de almacenar información considerada innecesaria, debido a su facilidad de recuperación. De esta forma, hemos convertido a los diferentes recursos digitales en la memoria de largo plazo. Según Eva M. Krockow, el efecto google es “un fenómeno en el que la memoria de las personas rinde peor con información de fácil acceso que con información difícil de obtener”. ( Eva Krockow, es investigadora sobre la toma de decisiones en la Universidad de Leicester)
“En este orden, existen riesgos que amenazan la autonomía y la capacidad intelectiva de las personas. El primer riesgo es la dependencia. Si se ha creado una memoria tecnológica externa, inevitablemente habrá necesidad de estar el mayor tiempo conectado a ella. Otro riesgo es la pérdida o reducción del juicio crítico a la información que se recibe por los múltiples formatos a los que a diario nos exponemos. Tan importante como lo anterior será determinar cómo seguirá este proceso de adaptación de nuestra memoria y de las demás funciones cognitivas. Estar atentos, advertir oportunamente y fundamentalmente, practicar para no olvidar y para reforzar a nuestro cerebro, sea cual sea la tecnología que venga” . Concluyó Osvaldo Silva Serqueira de Toc Consultores.