Quemadores de grasa al banquillo

 La académica Camila Oda y la coordinadora académica de Nutrición y Dietética UOH, Claudia Novoa, sostienen que no existen fórmulas mágicas para perder peso y alertan sobre los riesgos de consumir estos productos.

“En la actualidad, no existe ningún método que, a largo plazo, pueda garantizar la pérdida de peso. Ni siquiera las operaciones bariátricas tienen una efectividad del 100% en la pérdida de peso sostenida en el tiempo, y –además- sabemos que alrededor del 95% de las personas que usan estrategias para bajar de peso rápido, lo recuperan”. Así de categórica es la académica del Instituto de Ciencias Sociales (ICSo) de la Universidad de O’Higgins (UOH), Camila Oda, para referirse a las capacidades de los quemadores de grasa, como método para facilitar la pérdida de peso.
Por su parte, Claudia Novoa, coordinadora académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la UOH, señala que los productos termogénicos, como los quemadores de grasa que promociona en redes sociales Marlen Olivari, contienen “ciertos ingredientes como carnitina, cafeína, té verde, cromo, ácido linoleico conjugado y efedrina, esta última, aún en estudio y prohibida en muchos países” y acota que “alguno de los efectos secundarios que podría generar su consumo, es aumento de la presión arterial y frecuencia cardíaca, ansiedad, somnolencia, cefaleas. En casos más graves, daño hepático y diabetes. Y si provoca diarrea, perdemos la absorción de otros nutrientes necesarios”, indicó.
 
Consumo con consecuencias para la salud
 
Camila Oda agrega que promover el consumo de quemadores de grasa es promover el consumo de productos que “pueden ser perjudiciales para la salud. Sobre todo, si se promueve el consumo en los niños y niñas o en las personas mayores, porque los quemadores tienen, entre otras cosas, cafeína y, entiendo que en el caso que está investigando el ISP, tenía gran cantidad, que podría causar efectos nocivos sobre la presión arterial; en los niños puede generar hiperactividad, dificultades para dormir y otras situaciones”, sostiene. 
Para la académica, sumado al tema de la salud física, el problema está en que “estamos promoviendo el cambio corporal, solo basados en la apariencia, a través de sustancias, y sin tener en cuenta que las personas mientras antes comienzan a hacer conductas para reducir, drástica y rápidamente, su peso corporal, más probable es que tengan, por ejemplo, sobrepeso en la adultez; que tengan problemas metabólicos, problemas de salud mental, etcétera. Con el tiempo, entre otras cosas, pasa que subes de peso comiendo menos de lo habitual, ya que el cuerpo interpreta esa señal como ‘viene un período de carencia’ y entonces, disminuye al máximo su gasto energético, a fin de acumular reservas”.
Claudia Novoa indica que, en lugar de recurrir a los quemadores de grasa, se recomienda “encarecidamente, adoptar un enfoque más saludable y sostenible para la pérdida de peso. Esto incluye una dieta equilibrada, ejercicio regular y la consulta con un profesional de la salud para desarrollar un plan de pérdida de peso seguro y efectivo”.
 
Aceptación de la corporalidad
 
La Dra. Camila Oda sostiene que lo que hay que buscar es “cómo conseguimos que la persona se mantenga saludable dentro de la corporalidad que tiene; puede que tú estés súper saludable y hayas incluso ganado peso, como también puede que tú estés súper saludable y no pierdas ni un kilo. Asimismo, hay personas que tienen infra peso (bajo peso) y están, metabólicamente, poco saludables. Entonces, el tema es cómo la cultura de la delgadez se nos va introduciendo mediante la promoción de este tipo de productos, hacia un público que está en un momento no solo de riesgo metabólico, sino también de riesgo en la salud mental. Este tipo de cosas pueden desencadenar trastornos en la conducta alimentaria y éstos, son una de las causas de suicidio más importantes, sobre todo en la adolescencia”.
 
La actitud de los adultos
 
¿Cuál debiera ser la actitud de los padres y adultos responsables que buscan una solución frente a un niño/a que lo ven con problemas, que lo ven con muchos kilos o con dificultades para realizar educación física y que lo molestan sus compañeros?
“Lo primero es ‘tolerancia cero’ al bullying, se deben hacer las denuncias porque no es culpa del niño, es responsabilidad del sistema que permite burlarse en vez de celebrar la diversidad. Segundo, los hábitos de autocuidado y las conductas saludables se tienen que modelar desde los adultos, si tú le dices a un niño que tenga conductas saludables, ya sean alimentarias, de actividad física, etcétera, y tú estás haciendo todo lo opuesto, estás perdido. El ejemplo conductual suele tener un mayor impacto que las instrucciones verbales que podamos entregar”, sostiene Camila Oda.
Además, agrega, que “debemos enseñarles y recordarles, a nuestros niños/as que alguien puede estar muy saludable en distintos tipos de cuerpos, debemos enseñar a respetar la diversidad corporal; viendo el cuerpo de alguien tú no puedes saber si está saludable o no”.
En definitiva, sostiene la académica, lo que tenemos que buscar son “mejoras concretas en términos de salud, no en términos de peso. Es decir, si un niño/a no puede subir escaleras, ese es un indicador de salud, y lo que tengo que lograr es que suba las escaleras y para ello tenemos que entrenar. Y paso a paso, por ejemplo, invitándolo a dar una vuelta, a pasear”.
“Es esencial el modelado desde los hábitos. Invitarle a moverse, controlar y restringir el tiempo de pantallas, pero no solo del niño/a, sino también del grupo familiar. Predicar con el ejemplo es esencial. Además, intentar que haya comidas en familia y no por separado, porque eso también es un factor protector. Y no premiar con alimentos, no demonizar ni glorificar alimentos”, puntualiza la investigadora.