Una de cada cuatro sureños sufre de dolor crónico
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Al igual que en el resto del país, el sondeo mostró que las mujeres reportan malestar físico con mayor frecuencia, severidad e impacto en sus actividades.
El 24,2% de la población del Ñuble, Biobío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes padece algún dolor crónico. Así lo evidenció la primera versión de la Radiografía del Dolor en Chile, un estudio pionero en el país realizado por el Centro UC de Estudios y Encuestas Longitudinales (CEEL) y la Achs,
La encuesta, que se llevó a cabo entre marzo y mayo de 2023 a través de entrevistas telefónicas a 3.012 personas mayores de 18 años de todo el país, indaga de manera inédita la prevalencia del dolor crónico en la población nacional y permite, a través de datos representativos, comprender e identificar la magnitud de un problema que causa pérdida de salud y años de vida a nivel mundial.
De acuerdo a los datos, tanto a nivel nacional como en la zona sur son las mujeres quienes más señalan padecer de dolor crónico, con una prevalencia que duplicó a los hombres. El estudio reveló que un 32% de ellas sufría de dolor crónico, en comparación al 16% de ellos en las regiones de la zona sur. Además, lo experimentan con mayor severidad; un 20% presenta dolor crónico severo, cuatro veces más que los hombres (5%).
David Bravo, director del CEEL, destaca que “hasta ahora en Chile no contábamos con información representativa sobre la prevalencia de dolor crónico para el total de la población. Estos datos nos van a permitir dimensionar el problema y sus causas relacionadas, así como también identificar el impacto que tiene sobre la calidad de vida de la población”.
Otro punto a destacar por parte del Dr Juan Carlos Vélez, médico Jefe de Rehabilitación del Hospital del Trabajador Achs Salud, fue el factor etario. “Esta primera versión del estudio nos mostró que el dolor crónico aumenta progresivamente con la edad. En las regiones sureñas vimos que la presencia de dolor aumenta con la edad, entre los jóvenes de 18 a 24 años hubo una prevalencia 8%. Luego sigue creciendo hasta llegar a un 32% en el rango de 55 a 70 años y 31% en los mayores de 71 años”.
Particularidades de la zona
Las personas encuestadas de Ñuble, Biobío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes mostraron ciertos aspectos que se diferencian del promedio nacional. Por ejemplo, en cuanto a la situación laboral, los encuestados de esta zona catalogados como desempleados mostraron la mayor prevalencia y severidad de dolor crónico en Chile. El 61% de estas personas dijeron sufrir este tipo de molestia física, y el 42% manifestó sentirlo de manera severa (vs el 33% y 20% a nivel nacional). Aquellas personas inactivas -es decir, que no tienen ni buscan trabajo- mostraron una prevalencia de 31%, con un 20% sintiendo dolor severo; mientras que un 19% de quienes tenían empleo al momento del estudio tenían esta dolencia, con un 8% presentando dolor calificado como severo.
La situación previsional de las personas es otra variable de interés. En la zona sur, la mayor proporción de personas con dolor crónico son aquellas sin ningún tipo de previsión de salud, con 40%. Para quienes tienen previsión, un 27% de los afiliados a Fonasa y un 12% a Isapres señalan padecerlo.
Por último, las personas que presentan algún tipo de enfermedad crónica, como por ejemplo diabetes o hipertensión, manifiestan tener dolor crónico en mayor medida que quienes no las padecen (26% versus 14%) y la proporción es aún mayor (48%) entre quienes tienen dos o más de este tipo de enfermedades.
¿Qué efecto tiene en el día a día?
El impacto negativo en las actividades de la vida cotidiana es uno de los efectos del dolor crónico, ya que interfiere en tareas diarias, recreativas y laborales. En ese sentido, uno de cada diez personas de la zona sur respondieron que este afectaba su capacidad de trabajar y realizar actividades diarias; y un 8,7% dijo que impactaba su participación en actividades recreativas o de socialización.
El dolor impacta en mayor magnitud a las mujeres (15%) que a los hombres (6%) en sus actividades diarias y, tal como ocurrió con la prevalencia y la severidad del dolor crónico, su impacto es mayor en las personas desempleadas e inactivas que en las ocupadas.
“Estos resultados nos permiten comprender con mayor profundidad que el dolor crónico es una realidad que afecta a un porcentaje muy alto de la población y que aún así no tiene la visibilidad suficiente. Representa una de las mayores causas de pérdida de salud y años de vida siendo sus razones muy diversas. Es crucial seguir dándole visibilidad y aumentar los esfuerzos para su comprensión y tratamiento”, concluye Juan Carlos Vélez, médico Jefe de Rehabilitación del Hospital del Trabajador Achs.